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El pasado mes de abril el Archivo Provincial de la Diputación de Badajoz presentó como documento del mes un proyecto de camino vecinal denominado: «Proyecto de camino vecinal de Castilblanco a la carretera de Herrera del Duque a la de Navahermosa a Logrosán (por la barca del Guadiana)» elaborado en 1928 por Manuel Torres Moya, con este proyecto se pretende destacar la importante labor de las barcazas como medio de transporte utilizado en la provincia para frenar la incomunicación entre poblaciones.

Con el fin de evitar la incomunicación de las poblaciones vecinas y los rodeos excesivamente prolongados, desde tiempo inmemorial, se han utilizado barcas o barcazas sobre los ríos para el paso de personas, animales y vehículos como medio de transporte. En este sentido, las barcas han supuesto un medio muy eficiente para evitar el aislamiento de las poblaciones.

A finales de 1943 la Diputación Provincial de Badajoz asumió la titularidad de algunas barcas que ya venían circulando en estos parajes en los que vadear el río era imposible. Hablamos de los pasos de río en los caminos vecinales de Castilblanco a la carretera de Herrera del Duque a la de Navahermosa a Logrosán, Talarrubias a Navalvillar de Pela por Casas de Don Pedro y de Campanario a Orellana la Vieja.

Tras la Guerra Civil, algunos ayuntamientos no pudieron seguir manteniendo los gastos que suponían las instalaciones de las barcas sobre el río Guadiana. De aquí que la Diputación interviniera, a petición de los propios ayuntamientos, con el fin de evitar la incomunicación y la perdida de las labores propias de la personas que utilizaban la barca para su subsistencia.

A finales de 1943 Diputación se hizo cargo del servicio de la barca de Talarrubias. Para ello, tuvo que renovar totalmente las instalaciones, con nueva barca, nuevo cable y la construcción de embarcaderos, casa y demás medios necesarios para el mantenimiento del servicio. De igual forma, y como necesidad de recuperar la comunicación, en 1945,  los ayuntamientos de Villagonzalo, Valverde de Mérida, Don Alvaro, Guareña, Zarza de Alange y San Pedro de Mérida, a fin de asegurar el tráfico y la vida económica de los mismos interrumpida desde hacía varios años por la falta de barca, solicitaron a la Diputación la creación de la misma.

En los años sesenta, el puente que unía Orellana la Vieja y Campanario, como consecuencia de la fuerte crecida, quedó destruido y para suplir su ausencia se puso en servicio una barca costeada por Diputación. Las barcas mantenían el servicio gracias al uso de una ordenanza fiscal.

Estas barcas estaban compuestas de madera e hierro. Las maderas se destinaban a los entarimados de la barca las cerchas interiores y exteriores con sus correspondientes guías,
dos asientos a todo lo largo de la barca con sus cubiertas , el forro de fondo , las barandillas en ambos laterales y las planchas para bajarse.

Así pues, las barcas fueron una solución alternativa y necesaria para la comunicación a la falta de puentes sobre los ríos Guadiana y Zújar en nuestra provincia.